Paisajes esenciales. Exposición de Carlos López

Paisajes esenciales

La austera belleza de la Bardena se convierte en la base idónea para que mi lenguaje plástico se desenvuelva a lo largo y ancho de sus extensas llanuras. Son rincones que desde joven he recorrido y fotografiado. Materiales de todo tipo, gruesos empastes y etéreas veladuras conforman materialidad al cuadro. Los paisajes que represento son un universo vivido y sentido, son lugares que observo y medito. Campos de cultivo sin presencia del hombre donde la tierra, el barro, el tormo, el polvo y la arena son los protagonistas…también lo son las hierbas, las plantas, los matorrales, los trigales, el esparto. Busco el carácter de la tierra, el espacio, la soledad. No son paisajes grandilocuentes ni espectaculares en los que suceden cosas extraordinarias. Todo lo contrario, es una naturaleza cercana y humilde, hecha paso a paso por el caminante que la pasea y admira, fijándose en las cosas más pequeñas e insignificantes. Cuadros hechos de campo y matojo. Sensaciones, experiencias, formas, texturas, luces, sombras, colores y aromas de los que me impregno.
La tierra se moja, se reseca, se espesa, se remueve, se agrieta. Está sometida a situaciones extremas: el paso del tiempo, el viento, el agua, el frío y el calor son sus acompañantes y quienes le confieren carácter. Me identifico con el esteta Whistler que colgaba sus cuadros recién pintados en su jardín para que el viento y la lluvia los acabara o con el neo-expresionista Kiefer que preguntado por el número de ayudantes que tiene, contesta que su única ayuda son el paso del tiempo y sus inclemencias.

Carlos López
En Tudela, Navarra. Febrero de 2014

Cartel de la exposición

Invitación de la exposición

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